jueves, 5 de septiembre de 2013

Levántame


He aquí al lobo de la codicia, sumergido en una incesante decadencia, en todos los sentidos de la palabra, lleno de nada. Y ahora hambriento, de todo, codicioso al fin, quiere para él los conocimientos y saberes, quiere el poder, quiere al mundo, te quiere a ti. La persona que ha de encontrarlo herido a muerte, con el alma sangrando y el corazón hecho pedazos, y sus manos vacías, así como su esencia perdida.

Pero, ¿Serán verdaderas las palabras pronunciadas por tus labios, serán reales las promesas nacidas de tu conciencia? Ven y demuéstralo, oh pequeña, ser diminuto y lleno de grandeza, haz de este pequeño lobezno asustado una feroz bestia, satisface su hambre con tu cuerpo y sacia su sed con espíritu, ven, hazle sentir tu aliento, cálido, como los rayos del sol, como la flama de la vela de un templo, como un corazón, vivo y sincero.

Ven y hazlo soltar su miedo, y con vigor retomar su puesto, su sendero, devuélvele la espada de fuego, así como los sueños, haz de su alma, la de un guerrero. Para que vuelva a luchar, en este infierno terrenal. 

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